Historia del vino

Historia del vino//Arado

La tradición vitivinícola es antiquísima. Los primeros indicios de cultivo de la vid se remontan al neolítico, concretamente, en los montes Zagros (actualmente territorio iraquí e iraní). El hallazgo de una vasija con restos de vino que data del 5.400 a.C. lo corrobora.

Tal fue el éxito de transformar los frutos de la planta Vitis vinera sylvestris en vino, que su uso se extendió hacia occidente y hacia el sur. Muy bien considerada dentro de la alta sociedad, esta bebida ha acompañado los grandes hitos de la historia.

Historia de La Mancha, tierra de vid

La región castellanomanchega puede presumir de llevar a cuestas una larga tradición ligada a este cultivo. De hecho, en la localidad albaceteña de Hoya-Gonzalo se han encontrado pruebas de consumo de vino; datan del siglo VI a.C.

Con el establecimiento de los árabes en La Mancha, el consumo de bebidas alcohólicas quedaba abolido. Sin embargo, desde el Califato de Toledo realizaron un decreto exclusivo que permitía la manipulación de esta afamada bebida.

Siglos más tarde, tras el éxito de la Reconquista, muchos viñedos quedaron en manos de Caballeros Templarios; todo ello, por orden del rey Alfonso VII. Un gran regalo del monarca en agradecimiento al trabajo realizado.

A partir del siglo VIII, el éxito de los vinos de La Mancha comienza su imparable expansión. Conocidos en toda la península, el territorio se convierte en la bodega, por excelencia, del país. Un título que le ha acompañado hasta la actualidad, convirtiéndose en el viñedo más grande de Europa.

Varietales ideales

Las tierras de La Mancha poseen las características ideales para gestar extraordinarios vinos. Gracias a una larga tradición, los viticultores han adaptado sus plantaciones a las vides más adecuadas a sus tierras.

Una gran diversidad de uvas hacen posible la elaboración de vinos aptos para todos los gustos.

Variedades blancas cultivadas en La Mancha: airén; viura o macabeo; chardonnay; sauvignon blanc; verdejo; moscatel de grano menudo; riesling; parellada; viognier; gewürztraminer, pedro ximénez y torrontés.

Variedades tintas cultivadas en La Mancha: cencibel o tempranillo; garnacha; moravia; cabernet sauvignon; merlot; syrah; petit verdot; monastrell; bobal; graciano; cabernet franc; malbec; pinot noir y mencía.

La Mancha y su situación geográfica privilegiada

Variedades cultivadas en La Mancha

En plena meseta de la Península Ibérica se ubican las tierras de La Mancha. Una vasta llanura que se extiende desde los montes de Toledo hasta la serranía de Cuenca, así como desde la Alcarria a hasta Sierra Morena.

Goza de un clima y un terruño sublime para la elaboración de exquisitos vinos.

El clima de La Mancha:

Las vides se establecen en altitudes que oscilan entre los 600 y 800 metros sobre el nivel del mar, que sumados a su latitud y situación geográfica, hacen posible la producción de frutos muy personalizados.

Las escasas precipitaciones, las grandes diferencias de temperatura y las más de 3.000 horas de sol anuales, otorgan las características necesarias para la producción de uvas sanas y de calidad.

Otra de las ventajas que acarrean las viñas manchegas es la sequedad y la alta insolación a la que se exponen. De esta manera, se favorece la maduración de la vid y se reduce el riesgo de enfermedades criptogámicas.

El terruño de La Mancha

Los interminables viñedos manchegos se erigen sobre tierras en las que predominan los suelos calizos favorables para la elaboración de vinos con gran cuerpo y marcada sequedad, especialmente crianzas.

Además, todas las variedades cultivadas obtienen frutos de óptima calidad. Los sabores, aromas y matices que exhalan son únicos en el mundo.