Quintanar de la Orden, un paseo por su arquitectura

Quintanar de la Orden es mayormente conocida por sus estupendos carnavales, así como por su tradición chocolatera y su excelente vino de La Mancha. Tres grandes reclamos turísticos, aunque esta localidad esconde mucho más. Pasear por sus calles es también hacerlo por la historia de España.

Su época de máximo esplendor vino dada por su pertenencia a la Orden de Santiago. Su cometido, a medio camino entre lo religioso y lo militar, ofrecía protección a los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela y, además, hacían retroceder a los musulmanes que habitaban en la Península Ibérica.

Actualmente, esta localidad cuenta con casi 11.000 habitantes, aunque su historia comienza hace más de 6.000 años, en el periodo del Neolítico. Por sus tierras han pisado y conquistado romanos, visigodos, musulmanes, judíos, cristianos,etc. Toda una vorágine cultural que ha dejado un gran legado arquitectónico (aunque mucho ha desaparecido). En este artículo descubrirán una parte de él; por supuesto, de visita obligada.

Iglesia de Santiago Apóstol

Se trata de la arquitectura más representativa de la localidad. Su complejidad derivó en una construcción que duró años y suscitó un gran desembolso. Está asentada sobre una antigua y destartalada iglesia, que en 1498 sería sustituida por la parroquia actual.

Tras años de ejecución de proyectos, en 1575 la obra fue culminada. Más de cinco siglos después, este templo cristiano se ha convertido en buque insignia de la localidad, sobreviviendo a terremotos, guerras y al paso de los años.

Principalmente de estilo gótico, la Iglesia de Santiago Apóstol también cuenta, entre otros, con elementos renacentistas y platerescos; producto del estilo latente en cada época. Además, consta de tres naves cuyas bóvedas son de crucería, muros ménsulas y arcos formeros apuntados.

Esta parroquia cuenta con elementos tan significativos como su valioso retablo del siglo XVIII, un atrio antiquísimo que data del siglo XVI, sus siete capillas y su esplendoroso campanario y reloj.

Ermita de Santa Ana

Aunque ya existía a principios del siglo XVI, la Ermita de Santa Ana fue fundada en 1537 por don Francisco Gallardo. Está situada a las afueras del pueblo; al inicio del camino que lleva al cementerio municipal.

En su interior alberga lápidas mortuorias que datan del siglo XIX. Además, puede visitarse con seguridad, ya que ha sido restaurada en los últimos años. Este edificio goza de gran protagonismo gracias a las celebraciones de los santos Santiago, Joaquín y Ana; muy célebres en la localidad.

Rollo de Justicia

Ubicado justo en frente de la Ermita de Santa Ana, este rollo de justicia fue levantado en el siglo XV. Más allá de su valor arquitectónico, destaca su valor simbólico. Es de los pocos que actualmente se conservan, ya que, en 1812, con la aprobación de la Constitución, ordenaron el derribo de todos los rollos de justicia.

Fue encargado por un precio de 12.000 maravedís (antigua moneda española) con el fin de advertir a los visitantes las consecuencias de de realizar actos ilegítimos. Estas columnas de piedra se instalaban únicamente en localidades que habían obtenido el villazgo o en las que sus alcaldes tenían la potestad de condenar a muerte. En ellas, se colgaban las cabezas de los reos o ajusticiados.

Casa de Piedra

La Casa de Piedra es también conocida como Casa Solariega o Casa del Virrey.De estilo barroco, fue construida en 1662 por don Pedro de Rada Martínez y levantada en lo que antiguamente era el Camino Real. Además, justo en frente se encontraba la Tercia Real.

Este edificio emblemático es hoy el Museo Institucional Municipal «Casa de Piedra». En su interior alberga interesantes exposiciones de artistas regionales, nacionales e internacionales.

Ermita de San Antón

Ubicada en la plaza que lleva su mismo nombre, la Ermita de San Antón es uno de los edificios imprescindibles para visitar de la localidad. Data del siglo XVI y las numerosas restauraciones realizadas en la década de los 90, la posicionan como un lugar seguro para el visitante.

En sus inicios la llamaron Ermita de San Cristóbal y, posteriormente, a finales del siglo XVI, la renombraron bajo el nombre de San Blas. Consta de una nave alargada y un presbiterio cuadrado de estilo mudéjar. Destaca su artístico altar, digno de visita y de fotografiar.

Ermita Virgen de la Piedad

Levantada en el mismo lugar donde apareció la imagen de la virgen que lleva su nombre, esta ermita también hace honor a la patrona de la localidad. Cuenta con una elegante torre con capitel y en su interior alberga un viacrucis del célebre ceramista Ruiz de Luna.

Este templo religioso goza de gran importancia en las festividades locales. Es el protagonista de la Fiesta de la Subida de la Virgen (en mayo), así como en las fiestas grandes de la localidad (en agosto) en honor a ella, a Nuestra Señora de la Piedad.

Plaza de Toros de Quintanar de la Orden

Otro de los grandes atractivos de la localidad es su plaza de toros. Fue inaugurada en septiembre de 1879 por Francisco García («El Oruga») y Cosme González. La construcción es de forma circular y de estilo neomudéjar, fue reformada en 1969; ampliaron sus paredes exteriores sustituyendo los materiales de adobe por ladrillo.

Actualmente, esta plaza se encuentra en reformas y, en un futuro, no solo albergará corridas de toros; multitud de festejos tendrán lugar en esta construcción con capacidad de aforo de 4.500 personas.

Restauración en Quintanar de la Orden

Visitar todo el patrimonio histórico de la localidad conlleva un gran trabajo que agota hasta al más preparado. Por ello, la restauración quintanareña es otro de los grandes reclamos turísticos. Su rica y arraigada gastronomía, marida a la perfección con los vinos manchegos. No existe mejor plan que sentarse en cualquier terraza de la localidad, acompañando la velada con una caldereta y un vino gestado en La Mancha Alta.

 

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